El azúcar como tal no existía antes del año 1900, antes se usaba la miel y la melaza como endulzantes y no era muy común combinarla con muchos alimentos. Después se comenzó a extraer el azúcar como la conocemos hoy en día a partir de la caña de azúcar y de la remolacha azucarera. Se obtiene a partir del jugo de estas 2 fuentes, se evapora hasta obtener una base cristalizada de color marrón parecida a lo que conocemos como piloncillo y se le realizan varios lavados químicos con ácido sulfúrico y otros componentes hasta quitarle toda la fibra, vitaminas y minerales y dejarla de color claro en forma de cristales como extracto puro de sacarosa.
En los últimos 100 años hemos cambiado nuestra alimentación como nunca antes en 120 mil años que tiene la humanidad, siendo más notorio desde que se comercializó el azúcar y se introdujo al comercio internacional. Fue entonces que se conocieron enfermedades como la diabetes mellitus , hipertensión arterial, dislipidemias sobrepeso y obesidad, ya que el cuerpo humano nunca antes había conocido la sobredosis de sacarosa que no es posible con las frutas ya que se componen mayormente de fructosa.
Es importante entender que el exceso de azúcar en el cuerpo humano estimula los mismos centros del placer que la cocaína, la cafeína o la nicotina, sustancias que son altamente adictivas, y que adicionalmente, todo el exceso de glucosa en sangre que provoca su consumo, se convierte en grasa y es guardada en tejido adiposo inmediatamente. El efecto en el exceso de su consumo provoca sensación de euforia, se libera insulina para bajar los niveles de glucosa en sangre lo que ocasiona que se reactive el hambre y el antojo por alimentos dulces, y así sucesivamente en un círculo vicioso, es por eso que los refrescos son tan difíciles de dejar.
El asunto que veo más grave aquí es que la alimentación no solo cumple la función de nutrir nuestro cuerpo, sino que también cumple funciones psicológicas de gratificación y recuerdos agradables de nuestra vida.
Actualmente en las fiestas infantiles se sobresatura a los niños de alimentos azucarados, se sirven alimentos ricos en harinas refinadas como pastel, pizza, papitas, banderillas que a final de cuentas se transforma en azúcar dentro del cuerpo, y si a esto le agregamos refrescos y la bolsita de dulces, condicionamos la sensación de sobredosis de azúcar con buenos recuerdos, por lo que en su vida adulta van a repetir estos patrones de comportamiento de manera subconsciente.
Sabemos que México tiene el primer lugar en obesidad infantil y el segundo lugar en obesidad adulta, lo que muchos no saben es que también tenemos el primer lugar en consumo de bebidas azucaradas, consumimos 40% más refresco que en EU a pesar de que nuestro ingreso económico es mucho menor.
La organización mundial de la salud recomienda un consumo de 50 gr de azúcar al día en adultos y 25 gr al niños. Un solo vaso de refresco o jugo de “frutas” contiene entre 30 a 35 gr de azúcar, es por esto que es tan difícil consumir menos de lo recomendado con los hábitos alimenticios que hoy en día normalizamos en nuestra sociedad.
Una buena alternativa es usar la Stevia que es un endulzante natural hecho de una planta que no aporta calorías, se puede comprar en polvo o en la planta para preparar un jarabe concentrado y usarse en gotero. La segunda opción es preparar concentrado de frutas con poca azúcar y combinarlas con agua mineral para hacer nuestros propios refrescos. La tercera opción sería usar productos sin azúcar con edulcorantes artificiales como el aspartame o la sucralosa de refrescos light o polvo para preparar aguas, aunque estos endulzantes en exceso pueden causar cáncer.
Hay que tomar conciencia de este tema para cambiar estos hábitos que merman nuestra salud y la de nuestros niños, recuperar nuestra alimentación tradicional y evitar lo más posible las bebidas azucaradas comerciales y caramelos, así como recobrar el consumo de dulces tradicionales como alegrías palanquetas, tamarindos, etc.
L.N. Oswaldo Márquez
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