DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y EVALUACIÓN ECONÓMICA Y SECTORIAL DE FIRA – BANCO DE MÉXICO.
Entre 2008 y 2018 la producción mundial de leche de bovino creció a una tasa promedio anual de 1.4 por ciento, y se ubicó en un máximo histórico de 505.2 millones de toneladas, en tanto que la producción de otros tipos de leche como la de búfala creció a una tasa promedio anual de 3.7 por ciento, y se ubicó en 100.6 millones de toneladas.
La producción de derivados lácteos como el queso, la mantequilla y la leche en polvo, tanto descremada como entera, también continúa creciendo. En los últimos diez años, la producción conjunta de estos productos creció a una tasa promedio anual de 2.4 por ciento, para ubicarse en 2018 en 40.6 millones de toneladas. 50.6 por ciento de este volumen correspondió a queso, 25.9 por ciento a mantequilla y 23.5 por ciento a leche en polvo.
La Unión Europea es la región más importante en la producción de leche de bovino, con una participación de 30.5 por ciento del total mundial, así como en la producción de derivados lácteos, con una participación de 37.1 por ciento.
La demanda creciente de productos lácteos, sobre todo en los países emergentes, así como las importaciones de China, el principal país importador de derivados lácteos, son factores que influyen en el comportamiento de los precios internacionales de este tipo de productos. En enero de 2018, el precio de la leche descremada en polvo en el mercado internacional registró su nivel mínimo histórico y, a partir de entonces, mantiene una tendencia al alza favorecida por el crecimiento del consumo y las importaciones de China y Rusia.
En México, la producción de leche de bovino creció a una tasa promedio anual de 1.3 por ciento entre 2008 y 2018 para ubicarse, de acuerdo con datos preliminares, en un máximo histórico de 12,008 millones de litros. Se estima que en 2019 la producción de leche crezca 2.3 por ciento.
Aunque la producción de leche continúa creciendo, ésta no ha sido suficiente para cubrir los requerimientos del mercado nacional. El consumo nacional se ubicó en 15,288 millones de litros, de los cuales las importaciones representaron 21.5 por ciento. En 2018, México registró saldo superavitario en el comercio exterior de leche evaporada y condensada, y yogurt. Por el contrario, registró saldo deficitario en el comercio de leche en polvo, quesos y demás derivados lácteos. Entre 2009 y 2018, las importaciones de leche en polvo crecieron a una tasa promedio anual de 7.6 por ciento, para ubicarse en un máximo histórico de 362.8 miles de toneladas.
En México, el consumo per cápita de productos lácteos frescos es 43 por ciento menor que el promedio en los países en desarrollo, 52 por ciento menor que el promedio mundial, y 71 por ciento menor que el promedio en los países desarrollados.
La elaboración de productos lácteos en México representa uno de los sectores de mayor importancia dentro de la industria alimentaria; en 2018 esta actividad participó con 11.6 por ciento del valor total de la industria de los alimentos. Los derivados lácteos, entre los que se encuentran el queso, crema y yogurt representaron 38.8 por ciento del valor total de la elaboración de productos lácteos, mientras que la elaboración de leche líquida pasteurizada, tanto entera como descremada y de sabores, participó con 37.7 por ciento.