Chiapas-.
Kolaval es la palabra preferida de doña Carmen Vázquez, artesana tzotzil originaria de Venustiano Carranza, Chiapas, reconocida como tejedora de telar de cintura y por elaborar distintas técnicas textiles en sus 53 años de trayectoria.
“Kolaval es la palabra que más me gusta y significa gracias, estoy agradecida”, cuenta doña Carmen a El Heraldo de México.
Hace unos días la revista Forbes la calificó como una de las 100 mujeres más poderosas de México, aunque por más de medio siglo ha sido merecedora de innumerables premios a nivel regional, nacional y encuentros internacionales de artesanos.
Nació el 9 de julio de 1958 en San Bartolomé de Los Llanos, ahora Venustiano Carranza, como la menor de cinco hermanos. Desde niña tenía el sueño de estudiar y ser profesora.
En ese tiempo las mujeres debían aprender las labores del hogar, pero logró convencer a su mamá y comenzó a ir a la escuela a escondidas de su padre. Cuando pasó al cuarto grado su progenitor se dio cuenta y no le permitió regresar.
A los 10 años, su madre y su hermana mayor le enseñaron a tejer y a los 15 años ya era una artesana consolidada por esta tradición heredada entre las matriarcas de su familia.
En ese mismo año se casó, pero tuvo apoyo de su esposo para terminar la primaria y la secundaria; y el tejido la acompañó en todo el camino, incluso durante y después de dar a luz a sus cinco hijos.
“En el telar plasmamos parte de nosotras, nuestras tristezas y nuestras alegrías”. Cada brocado debe ser exacto, como las matemáticas, explica.
Parte de este conocimiento, son los símbolos tomados de la misma naturaleza que caracterizan las piezas textiles que realiza: en las mujeres se destaca por el Ch’ix K’anal o estrella espinuda y los “colores fuertes”, mientras en los hombres por la milpa y los perros.
Aunque reconoce el cambio de algunas figuras con el paso de los años y la modernidad, a la que tiene que adaptarse.
Preservación del conocimiento ancestral
“Me encanta mi trabajo y me gusta enseñar. En el telar van mis pensamientos y ser maestra es un sueño real”, enfatiza doña Carmen y se enorgullece de que sus hijas y sobrinas sean las herederas de su arte.
En el 2009, el Colegio de Bachilleres de Chiapas la contrató como profesora de Paraescolar para enseñar a tejer a los estudiantes del municipio. Aunque las doctrinas de doña Carmen van más allá de los textiles, pues inculca la preservación de su lengua materna para no olvidar la identidad de su pueblo, vinculado a los mayas.
El primer reconocimiento que obtuvo doña Carmen fue a nivel estatal dentro de las festividades del Señor del Pozo en los 80’s. Posteriormente en 1995, el Fondo Nacional para el Fomento de las Artes le otorgó el primer lugar por la elaboración de una falda y una blusa para mujer. El año pasado, recibió el Premio Nacional de Arte y Literatura 2019.
Doña Carmen dice que tejer es terapéutico en tiempos difíciles, por ello desea seguir heredando el conocimiento -también- a sus ocho nietos.
Fuente: Inforural.com