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Hace tres años que a Luisa Martínez Cruz le propusieron hacer crecer 50 pollitos a cambio de pagarlos después en especie, la falta de oportunidades de empleo en San Lorenzo Albarradas, de donde es originaria, no la hicieron dudar.
“Era una forma de ver si tenía ingresos”, recuerda una mujer de 34 años que no apagó sus ánimos cuando no sabía de qué enfermaban las aves y vio morir cinco o seis, a falta de experiencia, de que “eran chiquitas y requerían atención”.
De las tres mujeres que aceptaron sumarse al proyecto de Huevos Libres de granja en ese municipio, ella es la que ha logrado tener más aves, 275 que le permiten obtener 840 huevos criollos a la semana para llenar dos cajas que entrega a una cadena de restaurantes.
Sobresalir
Para Rodrigo Robles Trinidad, ingeniero agrónomo y facilitador empresarial del Proyecto Huevo Libre de Jaula que se desarrolla desde hace tres años con 70 personas de 15 localidades de Valles Centrales, en su mayoría mujeres, Luisa representa un caso de éxito.
En total son seis mujeres productoras de huevos criollos que ponen gallinas que no están enjauladas las que entregan semanalmente a una cadena de restaurantes, pues su productividad es la más alta.
“Uno lo que hace es buscar potenciales clientes y los acercamos con ellas”, dice a manera de definir su labor de vínculo entre las productoras a quienes se les animó a aprovechar las estructuras que ya existían en su casa y elaborar gallineros con material de desuso o de desecho, sin hacer un gasto innecesario.
Contar con aves de corral como gallina es una práctica cotidiana entre muchas familias de comunidades rurales, pero a la mayoría le “falta mantener la calidad para exigir un precio razonable de tres pesos por pieza”, además de que se necesita “educar a un mercado que se basa en la confianza”.
Mejorar la calidad
Con asesoría a las 70 personas que aceptaron hace tres años sumarse a este proyecto se les enseñó a utilizar alimento formulado, combinado con cereales, granos, minerales, vitaminas, forrajes y desperdicio de comida.
El proyecto que impulsa una organización internacional “va para tres años trabajando en Oaxaca, a las primeras granjas se les dio como un crédito con 50 aves y que lo pagaron con la misma cantidad de aves a otras familias y el tercer año ya es un crédito como tal porque se quedan las familias que sí pagan”.
Una de esas familias es la de Luisa, una mujer de 34 años, quien ahora tiene la capacidad económica de ayudar a su esposo Omar, quien se dedica a la albañilería, a costear los gastos que genera un niño estudiando preescolar y un joven en bachillerato.
Ella siente que a este proyecto le ha invertido bastante, porque en días recientes terminó de hacer una galera de 6 por 5 metros para tener más gallinas, pues las que tiene ya le dan 120 huevos al día.
Su aspiración es continuar con su fuente de empleo porque espera en un tiempo no muy lejano sacar 8 o 9 cajas a la semana gracias a una actividad productiva que decidió aprender.
fuente> inforural.com