JUCHITÁN DE ZARAGOZA, Oaxaca.
Al menos 200 productores de sal de la cooperativa Costa del Marqués, que se ubica en la jurisdicción municipal del puerto de Salina Cruz, cumplieron tres años desde que suspendieron su producción debido a un derrame de petróleo crudo que contaminó sus cuatro embalses, de donde anualmente extraían unas 10 toneladas del mineral. Han sido meses tristes y duros, confiesan.
Hace tres años, la misma noche del terremoto del 7 de septiembre de 2017, la ruptura de una válvula en una de las tres monoboyas instaladas por Pemex frente a la playa del poblado Salinas del Marqués, donde se conectan las mangueras que suministran crudo a los buques petroleros, provocó el derrame del petróleo y contaminó los estanques salineros.
Desde entonces, los cuatro estanques no han producido sal, debido a que las autoridades petroleras se negaron a cubrir los costos de la maquinaria que se necesita para desazolvar unas ocho hectáreas de mantos salinos, donde anualmente los productores del mineral, llamado oro blanco, obtenían 10 millones de pesos.
A partir de entonces, estos tres años han sido de intensas batallas para ganarle un juicio a la empresa petrolera.
Los salineros primero acudieron a la Fiscalía General de la República (FGR), bloquearon instalaciones petroleras, pidieron el apoyo de los legisladores, enviaron misivas a las autoridades de los tres niveles de gobierno y, en mayo de este año, volvieron a bloquear el acceso a la Terminal Marítima de Pemex.
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“Ya no queremos pelear, pero Pemex no nos deja otra opción”, revela el presidente de la cooperativa Costa del Marqués, Raúl Antonio Gallegos, quien cuenta que desde octubre del año pasado la empresa gubernamental firmó un convenio con la cooperativa salinera para resarcir las pérdidas económicas a causa de la contaminación, “pero no ha cumplido”.
El compromiso de la petrolera fue que en los primeros seis meses de este 2020 construiría una planta refinadora de sal, con una inversión de 9 millones de pesos, pero la promesa no se cumplió.
“Ya en octubre vamos a entrar en el último tercio del año y no vemos nada de esa planta”, dice el dirigente de los salineros, quien calcula que en estos tres años sin producción por el derrame de crudo llevan acumulados 30 millones de pesos en pérdidas.
La refinadora de sal que Pemex prometió a los salineros, quienes venden su producción a granel a entidades como Chiapas y Veracruz, es una luz de esperanza para ellos, porque por primera vez en su historia tendrían un valor agregado con la refinación e incluso envasado del oro blanco que se prepara entre octubre, noviembre, diciembre, y se cosecha en enero.
“Nosotros esperamos que Pemex cumpla el acuerdo, porque aquí en el pueblo los compañeros pescadores tienen problemas con la petrolera y andan molestos porque la contaminación de 2017 afectó las lagunas donde ellos capturaban los camarones y Pemex no les ha ofrecido ningún tipo de reparación del daño”, explica.
EL UNIVERSAL buscó la postura de Pemex, a lo que una fuente al interior aseguró que mantiene su compromiso con los salineros.
Nueva amenaza
Todavía no se alcanza a vislumbrar esa luz de esperanza en el horizonte que significa la planta refinadora de sal. De pronto, Raúl Antonio Gallegos, presidente de la cooperativa Costa del Marqués, frunce el ceño preocupado, porque ahí, cerca de Salinas del Marqués, el gobierno federal comenzó a construir una barrera para contener el fuerte oleaje del Pacífico que llega con el arribo de buques petroleros.
Se trata de la escollera oeste, la cual quedará lista en tres años y forma parte de los trabajos de mejora del puerto de Salina Cruz por el proyecto del Corredor Interoceánico.
La escollera, explica el proyecto del gobierno federal, beneficiará la carga de petróleo crudo y de gasolinas a los buques que lleven esos productos a los puertos del Pacífico o a otros países, pero los productores de sal y pescadores aseguran que les perjudicará “porque el agua del mar ya no ingresará a las lagunas donde se captura el camarón ni tampoco llenará los estanques salineros. “¿Qué vamos hacer?”, se preguntan.
Cuando la escollera oeste funcione —ya funciona la escollera este—, la cual medirá mil 600 metros de largo y se construirá con 11 millones de toneladas de piedras de cerro —que la constructora Gami Ingeniería y Construcciones comprará con el ejido Salina Cruz—, el flujo del torrente del Pacífico disminuirá y dejará sin agua los mantos salineros y lagunas de camarones, insisten tanto salineros como pescadores.
Por esa razón, dice Raúl Antonio Gallegos, se habló con el titular del Corredor Interoceánico, Rafael Marín Mollinedo, a quien se le pidió que vigile que la empresa Gami cumpla el compromiso que asumió en julio de este año, de construir un canal y compuerta que faciliten el ingreso de las aguas del océano Pacífico a las lagunas de las áreas de pesca y producción de sal de Salinas del Marques.
La construcción de ese canal con la compuerta, que a juicio del dirigente de la cooperativa evitará la contaminación de sus áreas de trabajo en caso de nuevos derrames petroleros, fue un compromiso de la empresa Gami que se suscribió en julio de este año, explica la autoridad auxiliar de Salinas del Marqués, Arminda Espinosa Cartas.
Pese a todo ello, Antonio Gallegos y los salineros se confiesan como personas que creen en el programa del Corredor Interoceánico. Dicen que estas obras en la región son necesarias porque “habrá inversiones, empleos e ingresos, pero, así como apoyan a la política del presidente Andrés Manuel López Obrador, quieren “que voltee a verlos”.
fuente: inforural.com