La concentración preindustrial de CO2 atmosférico de 280 mmol mol-1 aproximadamente se predice que será al doble a mitad del siglo XXI, debido a los efectos de la deforestación, cambios en el uso del suelo y especialmente por uso de combustibles de origen fósil (Neftel et al. 1985). Lo que ha dado como resultado numerosas investigaciones en el efecto de la concentración de CO2 en la fotosíntesis en plantas C3. En las zonas tropicales, como en el caso de la Península de Yucatán, podrían existir restricciones para el desarrollo de las plantas por la estacionalidad de las lluvias y la presencia de nortes y/o huracanes y por la disponibilidad hídrica limitada en la sequía, así como por las temperaturas en ocasiones extremas durante el día. Las variables climáticas definen las áreas de distribución, los límites de sobrevivencia y los pisos altitudinales de la vegetación e influyen en los procesos fisiológicos de las plantas.
La sobrevivencia de una planta depende de su actividad fotosintética para crecer y por otro lado de un balance hídrico adecuado. La presencia de Brosimum alicastrum (Ramón) podría ser considerada como muy importante en los ecosistemas en los que se desarrolla, ya que es una especie de árbol dominante, con una amplia distribución en las zonas tropicales húmedas de México y en Mesoamérica (CONABIO, 2009; Peters y Pardo-Tejeda, 1982).
Asimismo, el Ramón por ser una planta resistente a la sequía, junto con la gran productividad en biomasa bajo condiciones que se consideran estresantes para otras especies (Peters y Pardo-Tejeda, 1982), sugerimos que podría tener una alta eficiencia en el uso del agua y por lo tanto se puede considerar como un buen modelo agroforestal para el secuestro de CO2 atmosférico ante el cambio climático.
B. alicastrum es uno de los árboles tropicales del cual se pueden utilizar todas sus partes y tiene un amplio potencial en la bioproductividad, como alimento (frutos y semillas), forraje (hojas, frutos y semillas), medicina, productos maderables (Burgos, 1982), bebidas, ornamental, como sombra (para cafetales y cacao), para reducir el impacto de vientos fuertes y para la conservación de suelo, etc. (CONABIO, 2009; Peters y Pardo-Tejeda, 1982; Pardo-Tejeda, et al. 1976).
Es un árbol perenne que se cultiva en prácticamente todos los traspatios de las familias campesinas de la Península, existen numerosos antecedentes culturales que señalan que los usos tradicionales de consumo de sus semillas por los habitantes de la península han sido desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días (Nacional Academy of Sciences, 1975). Se ha señalado que es un árbol con cualidades excepcionales para su explotación en el campo de los alimentos, su utilización por el sector pecuario principalmente por los pequeños ganaderos es permanente pues no solo la semilla se consume, sino también las hojas que son utilizadas como forraje. La calidad de la semilla del ramón llamada también la nuez de los mayas es alta, mayor que el del maíz. Se ha reportado que de un cultivo con 300 árboles/ha se pueden cosechar de 20 a 30ton de semilla y de 35 a 40 toneladas de follaje en condiciones de temporal, en tanto que el maíz solo produce 900 K de semilla por hectárea/ año en promedio en la península de Yucatán. Se han realizado diversas investigaciones y se reporta que los árboles de Ramón pueden crecer en suelos someros, a pesar de la limitación del suelo en nutrientes y de su capacidad por almacenar agua, ya que no requieren riego durante la estación seca y se ha determinado que pueden tener una alta productividad. Además, para optimizar la bioproductividad de B. alicastrum es necesario reforzar los estudios de esta especie, con metas y propósitos claros, enfocados al uso y conservación de los recursos naturales, es necesaria una revisión de los conocimientos sobre las características botánicas, fisiológicas, requerimientos de clima, suelo, necesidades de fertilización, actuales problemas fitosanitarios, así como de la orientación necesaria para su mejoramiento en productividad de biomasa y la posibilidad de mecanización. El conocimiento de estos aspectos contribuiría a fomentar su cultivo, así como dar a conocer su comercialización para incrementar su consumo y promover el desarrollo potencial que esta especie tiene en todos los niveles.
Es necesaria la planeación de acciones para aprovechar la oportunidad de usar los servicios ambientales que ofrece este árbol a gran escala, la integración de B. alicastrum como modelo agroforestal tendría un gran impacto ecológico en la población de la Península de Yucatán, ya que es una especie que ha sido utilizada desde tiempos prehispánicos, por lo cual podría considerarse como una especie emblemática de los mayas y culturalmente sería aceptada por la población para reforestar y usar al ramón para preservar el ambiente. Al promover su establecimiento también se establecerán los servicios ambientales de regulación como: captura de carbono, equilibrio del clima, control de la erosión de los suelos, de plagas y de desastres naturales (como los huracanes), conservación de la biodiversidad, provisión y limpieza del agua.
Por lo tanto, es de nuestro interés hacer inicialmente un inventario de la distribución de Brosimum alicastrum en la Península de Yucatán, determinando su distribución en la zona. Asimismo con el presente proyecto se realizará el análisis de algunos aspectos ecofisiológicos de Brosimum alicastrum, determinando su tasa fotosintética, con el fin de conocer la relación entre el ambiente y los procesos fisiológicos, principalmente la captura de carbono y la producción de biomasa, así como promover la generación de hipótesis para las subsecuentes investigaciones de tipo experimental, enfocadas hacia la mitigación del efecto del cambio climático y la adecuación de una agroindustria de la semilla del ramón para sustituir la importación de granos para el sector pecuario. Por las evidencias de los antecedentes culturales de los mayas y los usos actuales por los habitantes de la región península de Yucatán, se propone Integrar al árbol del Ramón (Brosimum alicastrum) como cadena productiva para la alimentación en la Península de Yucatán, en el marco del cambio climático.
Fuente: CONSEJO CONSULTIVO DE CIENCIAS.