• La situación en la República Mexicana es muy complicada: el 83% del territorio tiene una situación anómala.
Se perfila un problema grave como consecuencia de la sequía ya presente en nuestro país. Conforme a la información oficial del Servicio Meteorológico Nacional de la Conagua, la situación en la República Mexicana es muy complicada: el 83% del territorio tiene una situación anómala, donde, dentro de este porcentaje, se incluye un 64% de sequía entre moderada a extrema. Aquí es donde deberíamos reflexionar sobre algo que, precisamente por su importancia, damos por descontado: el agua como un derecho humano e insumo fundamental para las actividades productivas debería estar siempre disponible para satisfacer nuestras necesidades.
Lo prudente sería pensar lo contrario y tomar conciencia de que México debe prepararse para una larga sequía, de dos o tres años, que tarde o temprano se nos presentará y más ahora con el ya evidente cambio climático. Sobre este particular, vale la pena mencionar un comentario que en su oportunidad me hizo el doctor Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM: “Si queremos describir con una frase el fenómeno, ésta sería: el cambio climático provocará que donde llueve mucho va a llover más y donde llueve poco va a llover menos”. Peor, imposible.
De las 32 entidades federativas, en el sureste mexicano, donde llueve más: Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y la mayor parte de Chiapas están sin afectación. La situación preocupante es donde llueve menos, como es el caso de Sonora, que tiene un 43% de su territorio con sequía extrema y un 38% con sequía severa. En Sinaloa se tiene un 15% de sequía extrema y un 85% de severa. De hecho, con alguna afectación por sequía, en todo su territorio, se encuentran 24 entidades del país.
En las últimas semanas, la Conagua ha venido informando sobre los bajos niveles de almacenamiento del Sistema Cutzamala, que abastece el Valle de México. Este sistema está integrado por siete presas que se localizan en los estados de Michoacán, donde se tiene un 54% de sequía severa y un 40% de sequía moderada, y el Estado de México, donde se reporta un 29% de severa y 42% de moderada. Preocupante, ya que sabemos que se trata de una megaurbe donde una disminución en el suministro de una de sus principales fuentes de abasto puede afectar a millones de personas.
Lo importante es conocer si, conforme a pronósticos climatológicos, tendremos, cuando menos, una temporada normal de lluvias en el periodo de junio a septiembre, que es la temporada con las mayores precipitaciones, lo que podría ayudar a salir de la contingencia. Cabe señalar que en estos momentos está presente el fenómeno océano-atmosférico de La Niña, que se caracteriza por anomalías de temperatura por debajo del promedio en la superficie del mar, lo que propicia inviernos fríos, como ya padecimos, y baja de precipitaciones en el Pacífico. Se espera que para este fenómeno se genere una transición que permita alcanzar condiciones de normalidad allá por mayo-junio, con lo que podríamos tener lluvias promedio en el segundo semestre de este año. Pero no lo demos por descontado, mientras que no nos llueva donde lo necesitamos, la situación podrá complicarse bastante más.
Mucho nos falta y necesitamos hacer para poder enfrentar una sequía. Se requiere de mayores inversiones en infraestructura hidráulica, una mayor eficiencia en el manejo del agua en nuestras ciudades, en el campo y en la industria, así como una mayor conciencia y cultura ciudadana para un extremo cuidado del agua.
Fuente: EXCÉLSIOR.