Desde La Chingada, el rancho que heredó de su familia en Palenque, el presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó la propuesta que llevará a la cumbre virtual sobre el clima y el cambio climático, que se efectuará los próximos jueves y viernes con 40 líderes mundiales:
Ampliar a Centroamérica el programa Sembrando Vida, la iniciativa que en México lleva un millón de árboles sembrados ya y más de 400 mil sembradores de árboles frutales y maderables.
Se trata de un programa que, si bien tiene aspectos medioambientales, por la reforestación de las selvas tropicales del sureste del país, en realidad es más de carácter social y económico, pues lo que se plantea es frenar la migración al brindarle a los campesinos opciones laborales que les permitan quedarse en sus zonas de origen.
Pero si de proponer se trata, bien podría ampliarse ese programa hacia las ciudades y hacer que lleguen miles de árboles a las calles de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Villahermosa, Mérida, Campeche, Cancún, Oaxaca y tantas otras ciudades urgidas de sombra.
El arbolado urbano ha sido dejado de lado en la discusión sobre las ciudades. Rara vez se encuentra en el discurso público de los gobernantes a pesar de que la mayor parte de la población habita ya en ciudades y de la necesidad que estas tienen de pintarse de verde.
“El arbolado urbano ha sido dejado de lado; rara vez se encuentra en el discurso de los gobernantes”.
Todo el sureste requiere sembrar árboles, pero no solo en la selva y como tareas de reforestación, sino también como medio para dar sombra y controlar las altas temperaturas que se alcanzan en muchas ciudades.
Los beneficios de los árboles en contextos urbanos son múltiples, diferentes sí, de aquellos que se obtienen en el campo, pero igual de necesarios. Las urbes concentran contaminación y suelen estar desarrolladas sin considerar el clima, con esa arquitectura moderna de hormigón que se divorció de los materiales naturales.
Con la sombra natural de los árboles se reduce incluso el consumo de energía eléctrica para enfriar edificios y viviendas. Se controlan las islas de calor y se combate la contaminación ambiental. El clima urbano se modera, esos enormes estacionamientos de centros comerciales requieren de árboles con urgencia.
Pero también se necesitan árboles en el norte del país: Hermosillo, Mexicali, Chihuahua, Culiacán, Los Mochis, hay decenas o centenas de ciudades que se verían beneficiadas con un programa masivo de reforestación urbana.
Hay ciudades que lo están haciendo. Los Ángeles, por ejemplo, que el año pasado lanzó The Million Trees LA initiative, un ambicioso plan para crear empleos e incidir en el cambio climático y la renovación urbana. También Ciudad de México persigue objetivos fuertes en materia de reforestación, aunque a la vez persiste en la construcción de segundos pisos, aunque alguno de ellos destruya humedales.
Ejemplos hay muchos, lo importante es aprovechar las políticas públicas en curso para atender incluso más de lo planteado originalmente. Aquí está la idea echada a caminar.
Héctor Zamarrón
Fuente: MILENIO DIARIO.