Trasvasar implica trasladar agua de una cuenca a otra, es decir, que una determinada cantidad de agua que drena hacia el Golfo de México es llevada hacia otra cuenca que se dirige hacia el Océano Pacífico
El problema de llevar agua de un lugar a otro es que se acentúa la desigualdad social en las poblaciones de donde se extrae este recurso, señaló Luis Enrique Granados, profesor-investigador por parte del Colegio de San Luis y especialista en el tema del Acueducto II de Querétaro.
“Llevar agua a una ciudad significa quitársela a alguien más. ¿Qué significa? Que los pobladores de Maconí, en Cadereyta, y del municipio de Zimapán, en Hidalgo, que es donde se capta el agua que se trasvasa a Querétaro, están siendo despojados de un líquido que es vital para ellos”, señaló.
Explicó que el término trasvasar implica trasladar agua de una cuenca a otra, es decir, que una determinada cantidad de agua que drena hacia el Golfo de México es llevada hacia otra cuenca que se dirige hacia el Océano Pacífico.
“Un trasvase como el Acueducto II de Querétaro puede trasladar hasta 50 millones de metros cúbicos anuales, es un bloque de agua gigante que tendría que irse al Golfo de México y que en este sentido se traslada a la cuenca Lerma-Chapala-Santiago”, comentó.
Añadió que esto ha ocasionado afectaciones sociales en lo que denominó como “un marco de injusticia hídrica persistente e histórica”, ya que no quita el recurso de las poblaciones, sino que se convierte en “un basurero de desechos tóxicos”, por lo que el agua trasvasada hacia Querétaro “tiene una calidad muy dudosa”.
“Ya se ha señalado por investigadores la presencia de metales pesados como plomo y arsénico, y el proceso de potabilización no garantiza que se reduzcan esos metales. Es muy polémico el trasvase”, dijo.
Luis Enrique Granados refirió que otra de las consecuencias del trasvase es que no solo hay una apropiación del agua de estas zonas, sino que a las población de la ciudad de Querétaro se les “despoja del dinero”, pues son estos quienes terminan por pagar el costo de la infraestructura.
“Además, es una concesión entregada a una empresa privada que, en este caso, es una unión temporal de empresas que administra el trasvase y que finalmente cobra el agua en bloque y tiene de cliente a la Comisión Estatal del Agua (CEA)”, concluyó.
Fuente: DIARIO DE QUERÉTARO