Como muchos sectores, el agroalimentario se enfrenta a una nueva revolución basada en la tecnología digital disruptiva y el acceso a los datos e información
En los últimos 50 años hubo avances importantes en el desarrollo de tecnologías para la producción, como maquinaria especializada, semillas y fertilizantes, lo cual tuvo un impacto significativo en la productividad mundial, que fue denominada Revolución Verde.
Actualmente, el crecimiento sostenido de la producción parece estar liderado por la innovación tecnológica y el desarrollo de modelos sostenibles, aplicados a todos los niveles de la cadena de valor.
Como muchos otros sectores, el agroalimentario mundial se enfrenta a una nueva revolución basada en la tecnología digital disruptiva y el acceso a los datos y a la información, como la tecnología geoespacial y herramientas de percepción remota, inteligencia artificial, información climática, Big Data o tecnología financiera (Fintech).
En el agro, esta revolución se le conoce como la Agricultura 4.0 y está caracterizada por abordar la tendencia a la automatización y el intercambio de datos de las cosas mediante el Internet, sistemas cibernéticos y computación en la nube, adaptados a las actividades agrícolas.
De acuerdo al Programa AgriTech de GSMA y BID-LAB, en América Latina es posible identificar 131 herramientas agropecuarias digitales que están siendo empleadas para hacer frente a los desafíos de los pequeños agricultores.
Ente ellas, se observan soluciones de bajo nivel tecnológico basadas en el uso de SMS o voz, hasta herramientas de tecnología avanzada de Smart Farming que utilizan satélites, drones, sensores, blockchain, inteligencia artificial (IA) y análisis de Big Data que permiten conocer el estatus del desarrollo del proceso productivo a nivel parcela durante la vida productiva del cultivo hasta su comercialización.
Las herramientas digitales de datos permiten ampliar, por ejemplo, el perfil crediticio de pequeños productores.
Este último punto es de gran relevancia, ya que los agricultores de menor escala productiva suelen tener dificultades para acceder a servicios financieros porque carecen de información que es solicitada de manera tradicional para llevar a cabo una evaluación crediticia.
Las herramientas móviles de agricultura digital crean huellas digitales y cierran la brecha de datos en el financiamiento aumentando la capacidad de mejorar los procesos de crédito, la supervisión e intercambio de conocimiento para proporcionar información adicional, y en tiempo real.
FIRA, como parte de su plan institucional 2020-2024 impulsa una agenda de digitalización para integrar herramientas tecnológicas innovadoras en todas las etapas del proceso de crédito, lo que implica una transformación profunda en la manera en cómo se realizan actualmente estos procesos.
Busca la reducción de asimetrías de información sobre los riesgos que se enfrentan en el proceso productivo, sobre el crédito y sobre los intermediarios financieros
El sector agroalimentario es un sector desafiante, las actividades están expuestas a riesgos naturales, biológicos, económicos, financieros, e incluso sanitarios.
La inclusión financiera en el medio rural es baja principalmente por asimetría de información, costos de originación y de supervisión altos, así como la falta de colaterales para respaldar el crédito
El momento actual tiene el potencial no sólo de crear innovaciones, sino también de generar disrupción tecnológica que traiga cambios transformativos en la manera de financiar la producción de alimentos, con un impacto positivo en aspectos ambientales, sociales y económicos en el ámbito local y regional.
*Angélica Fermoso Gómez es especialista en la Subdirección Técnica y Redes de Valor de FIRA. “La opinión aquí expresada es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA”.
Fuente: ANGÉLICA FERMOSO GÓMEZ. EL ECONOMISTA.