¿Lo importante es vender, no informar?

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Las empresas privadas mexicanas y extranjeras (en las que he trabajado como directivo y asesor), únicamente se preocupan por el efecto visual de las etiquetas de sus productos. “¿La etiqueta venderá y nos dará buena imagen?” A la gente de marketing y los diseñadores de rótulos los mueven básicamente dos objetivos: la venta del producto y su imagen, no el comprador poco exigente, mal informado, escasamente preocupado por los contenidos y los procesos de fabricación. En los alimentos el cliente no investiga qué va a comer y nunca se preocupa por la escasa y mañosa información que no se le da a propósito en la etiqueta del producto, principalmente en artículos comestibles y medicinas.

Las empresas panificadoras, de botanas, refresqueras, chocolateras, etc., se niegan a dar la información real sobre los contenidos de sus productos, principalmente los refrescos de cola (en botellas de plástico no retornables) que no informan en su etiqueta el contenido de azúcar, el volumen de bióxido de carbono, la cantidad de cafeína y las substancias escondidas bajo el término: “concentrados”.

El cliente ignora al comprar un producto alimenticio y consumirlo las sustancias que se incorporan en su fabricación y que no se mencionan en las etiquetas. En las mieles no se informa la cantidad de agua agregada. ¿Por qué razones se niegan a mencionar el contenido total de sustancias como azúcar, grasas, huevo, nueces, canela, cacahuates, conservadores, etc.?

¿Por qué en la reunión de los dirigentes de Bimbo y de Coca-Cola en el Senado con el presidente de la Comisión de Salud buscaron evadir la ley y no insertar la información completa y básica en las etiquetas de sus productos? La iniciativa oficial que busca proteger a los consumidores, si estos les merecen respeto, es informarles en forma de advertencia (semáforo se le llama), que el consumidor, que es el que paga, conozca las cantidades y la diversidad de sustancias químicas o alérgicas agregadas, los conservadores en sus productos y los materiales en el proceso de fabricación del comestible.

Por ello el consumidor ya sabe que esas dos marcas se niegan a advertir el contenido total de las sustancias químicas en sus productos. ¿Ocultan algo que el consumidor no debe saber y que es una información que el Gobierno no estaría dispuesto a permitir y los consumidores no estarían dispuestos a consumir?

SALVADOR GARCÍA LIÑÁN. EL FINANCIERO.