Hay una frase de Mario Benedetti quien fue escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo, que considero que viene muy adoc a lo que hoy estamos viviendo: «Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas»
Sin duda, el mundo y nuestro país no estaban preparados para hacer frente a una crisis de las dimensiones como las que hoy estamos enfrentando.
Todos los análisis de los pronósticos y perspectivas de impacto económico y social que traerá esta crisis nos muestran un panorama desalentador. Para México hay quienes pronostican caídas que van desde el 5% del PIB hasta el 12%. También prevén una importante caída en el empleo, sólo en el mes de abril de este año se perdieron 555 mil empleos, la caída más fuerte desde que se tiene registro y eso sin contar los graves impactos que se tienen en los ingresos y empleos de las personas que viven en la informalidad. En el crecimiento de la pobreza algunos organismos estiman que se sumarán 10 millones más de pobres; pobres que no conocían el hambre y que la van a conocer.
La pérdida de ingresos afecta sobre todo a los amplios estratos de la población que se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad, así como a las personas que trabajan en actividades más expuestas a despidos y reducciones salariales y, en general, en situaciones de precariedad laboral.
Muchos países en el mundo están definiendo programas, políticas y medidas buscando paliar los impactos de esta grave crisis. Estas incluyen de manera general, temas de financiamiento, de protección del empleo y del ingreso, apoyos extraordinarios para pequeñas y medianas empresas, exenciones fiscales, así como recursos para la población más necesitada. Existen casos donde dichos apoyos o programas representan un porcentaje muy importante de su Producto Interno Bruto, por ejemplo, Alemania con apoyos que explican el 32% del PIB; Reino Unido con el 18.8%; Estados Unidos con el 14.4%, Perú con el 12%, Chile con el 5.5% y en México sólo se han anunciado apoyos que representan solo el 0.4% de su PIB.
Es fundamental que el gobierno de México defina una política anticíclica, es urgente, aún estamos en tiempo. La profundidad y la duración de esta crisi, dependerá de que se tomen las decisiones correctas en este sentido. La definición de que es lo que tenemos que hacer debe contemplar el consenso de todos los actores de la sociedad, los sectores productivos, la academia, los expertos, la representación laboral, los partidos políticos, intelectuales, la sociedad organizada y por supuesto el propio gobierno. A todos nos preocupa y nos ocupa el hacer frente a la más grave crisis del México moderno.
Son momentos de unidad y de responsabilidad, son momentos de sumar y multiplicar ideas y esfuerzos, nunca dividir y restar, de ello dependerá si el día de mañana nos sentimos satisfechos de haber enfrentado y salido airosos de esta crisis o arrepentirnos y sentirnos derrotados de no haber tomado las decisiones más correctas.
Nos encontramos en medio de lo que podríamos llamar una «Tormenta perfecta». Una crisis de salud que está poniendo en riesgo la propia vida de las personas, que ante las medidas necesarias de confinamiento y de cierre de buena parte de la actividad económica, está generando grandes impactos en los ingresos de las empresas, de las personas y por supuesto también están impactando en los ingresos del propio gobierno. Si a esto le sumamos la crisis petrolera, una crisis de inseguridad y una crisis política, los impactos en todos los ámbitos pueden ser devastadores.
Como la frase de Benedetti, cuando creíamos tener todas las respuestas, nos cambiaron todas las preguntas. Así tenemos que actuar hoy en día, considerando que, a raíz de esta crisis, el mundo cambió, México también, las preguntas cambiaron y tenemos que buscar esas nuevas respuestas.
Director General Consejo Nacional Agropecuario