Es el primer producto para precio de garantía. López Obrador también ha ofrecido comprar más litros, vía Liconsa. El nuevo precio representaría aumento del 37%. Primer pago, programado para el viernes.
El padrón de productores lecheros en el país se redujo 20 por ciento en el sexenio pasado, de acuerdo con datos de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG).
“Muchos se retiraron porque no tuvieron opciones ni expectativas, alrededor del 20 por ciento; los grandes, que son muy pocos, crecieron, y las unidades de producción familiar son las que más han aguantado”, dijo en entrevista con Crónica Salvador Álvarez Morán, presidente nacional del gremio lechero.
Hoy se tienen registrados 250 mil productores en todo el territorio, la mayoría pequeños: el 92 por ciento tiene menos de 100 vacas y el 75 por ciento, menos de 50.
—¿Cómo ayudarles a subsistir? —se preguntó a Álvarez.
—Garantizándoles un precio aceptable por litro de leche, apoyándolos con asistencia técnica y alentando el cooperativismo, tanto en la compra de granos y pastos más baratos como en la venta de producto.
Una de las principales expectativas del gremio es la promesa del presidente López Obrador de comprar a productores nacionales toda la leche manejada por Liconsa y fijar el pago por litro a 8 pesos con 20 centavos, aunque hay ciertas dudas sobre su cumplimiento, en especial por el precio internacional de la leche y la resistencia de las empresas comercializadoras.
“El compromiso del nuevo gobierno es que a partir de enero Liconsa pagará el litro a 8.20. El primer pago del año es el próximo viernes, ya veremos si cumplen o no”.
A la par, consideró poco viable la instauración de un precio de garantía a la leche:
“No vemos cómo lo puedan concretar. Liconsa tal vez puede pagar 8.20, pero es muy difícil que lo acepten los demás compradores en el mercado, los privados: lo que más pagan ahorita es 7.80 a productores de grandes volúmenes y excelente calidad; al mediano y pequeño le están dando 7.20. El gobierno federal tendría que negociar, tal vez ofreciendo incentivos a las comercializadoras. Tampoco suena sencillo bajar la importación. Con 8.20 parejo, los lecheros sí creceríamos”.
CAÍDAS. Como parte de su programa social de abastecimiento de leche, Liconsa ha pagado en los últimos años entre 5.20 y 7.20 pesos por litro, dependiendo de la calidad y sus características —fría o caliente—, por lo cual lo prometido por la administración lopezobradorista representaría un aumento de entre 13 y 37 por ciento.
Según Álvarez Morán, el coordinador de ganadería de la Sagarpa: David Monreal, también les habló de la posibilidad de incrementar la cantidad de litros comprados a pequeños productores y así frenar la caída en años recientes, superior al 25 por ciento. En 2015 Liconsa les compraba 860 millones de litros; en 2016 fueron 700 millones y durante 2017-2018 la compra no rebasó los 600 millones de litros.
“Hoy el 60 por ciento de la leche que adquiere Liconsa es de producción nacional, y el compromiso de AMLO es que toda la leche de apoyo social sea de productores mexicanos”.
En la actualidad, sólo entre 3 mil 800 y 4 mil productores del país le venden a Liconsa: 50 por ciento se encuentra en Jalisco, un 25 por ciento en Chihuahua y la cuarta parte restante en la zona del Bajío: Aguascalientes, Guanajuato, norte de Veracruz y zona sureste: Chiapas, Campeche y Tabasco.
“Liconsa compra alrededor del 7 por ciento de la producción de leche fresca nacional, y es una importante labor porque lo hace en lugares donde es más difícil la comercialización, con productores vulnerables que no están integrados a cadenas como la de Lala, Alpura u otros convenios”.
—¿Por qué Liconsa no compra toda su leche a productores nacionales?
—Compra el 40 por ciento en el extranjero, a empresas trasnacionales. En el mercado internacional la leche está a la baja, subsidiada, y hay sobrantes.
—¿Cuál es la razón?
—El mercado se ha contraído. Las expectativas de venta a Rusia, Ucrania y otras partes de Europa en los últimos cuatro años bajaron. Se bloqueó a Rusia por su tema con Ucrania —un conflicto de tipo político, geográfico y religioso desatado hace más de cuatro años—, y ambos países eran los que más compraban grasa de leche para quesos y mantequilla; a la par, se quitaron en Europa las cuotas de producción que había desde finales de la última guerra mundial. Ahora hay un sobrante de leche impresionante: se calculan más de 500 mil toneladas de leche en polvo, entera y descremada, almacenadas en todo el mundo y hay prisa por vender, ese ha sido un problema para nosotros, como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en el cual la leche quedó sin arancel y no necesita ni permiso de importación para comercializarse en México, la pasamos difícil. Estamos a la espera de que el nuevo gobierno cumpla sus promesas.
—¿Qué probabilidades hay de que se sumen más productores nacionales a la lista de clientes de Liconsa?
—Es otra propuesta del gobierno de López Obrador: abrir el padrón para recibir a más productores pequeños y medianos. El perfil actual de los que le venden a Liconsa es de gente que produce entre 450 y 550 litros diarios, que es un nivel muy bajo; hay algunos aún más pequeñitos, pero les es difícil cumplir las normas de calidad de la institución.
Hoy, el 93 por ciento de la producción nacional de leche está encaminada a abastecer a la industria privada de lácteos y al comercio de quesos, otro rubro con necesidad de impulso…
El padrón de productores lecheros en el país se redujo 20% en el sexenio pasado
En la actualidad sólo entre 3 mil 800 y 4 mil productores del país le venden a Liconsa:
50% está en Jalisco
25% en Chihuahua
25% en Aguascalientes, Guanajuato, Veracruz, Chiapas, Campeche y Tabasco