San Luis Potosí-.
En el altiplano no hay otro animal realmente que te deje mucho más, como es la chiva (Pastor
El pastoreo ha existido desde hace siglos; no obstante, su conocimiento y valoración son insuficientes. En 2016, El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y GRID-Arendal divulgaron la existencia de “lagunas de conocimiento sobre la sostenibilidad del pastoreo y sus tierras de pastoreo”; se menciona que, a pesar de que millones de personas practican esta actividad desde hace miles de años, es muy escaso el conocimiento del vínculo del pastorero con sus territorios.
En México, las cabras fueron introducidas por los españoles en el siglo XVI y desde entonces la crianza de este rumiante se ha constituido como un medio de vida para miles de familias en el medio rural y ha generado una cultura pastoril. Ideas que persisten afirman que se trata de una actividad precaria y de pobres. Estas nociones tienen que ver con la ignorancia de su producción como forma de sustento, sobre todo, de las poblaciones que habitan en las zonas áridas y semiáridas del país. Para conocer las bases socioculturales y económicas del pastoreo como sistema de reproducción de vida de quienes se dedican a esa actividad, llevamos a cabo un proyecto de investigación en el altiplano potosino que permitió explicar la articulación entre el pastoreo y el territorio como un sistema de pervivencia autosustentable para estas sociedades del desierto (Mora Ledesma, 2013).
El pastoreo en el altiplano potosino
México ha sido un gran productor de cabras a nivel mundial, pero de cuatro décadas a la fecha ha mermado notablemente su producción.
El noreste mexicano, en el Desierto Chihuahuense, es una zona propicia para la ganadería extensiva y trashumante, por lo que no es casual que los estados que lo conforman (San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Coahuila, Nuevo León y Chihuahua) sean productores de cabras, siendo San Luis Potosí y Coahuila los que tienen la mayor producción. El estudio se enfocó al altiplano por ser la zona del estado potosino con mayor densidad; empero, la disminución se refleja al descender de más de un millón de cabezas en los años noventa a 600 mil en la actualidad.
Fuente: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Población ganadera 2009-2018 Cabezas, Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural.
La desvalorización del pastoreo
¿Qué ha provocado el declive de un sistema económico-cultural, del cual sobreviven un promedio de 17,000 familias productoras de quesos, cabritos, leche y dulces, productos que han incorporado a su sistema alimentario y a la comercialización?
Planteamos que el pastoreo no es valorado al situarse en zonas marginadas, y es diluido por empresas, mineras y agroindustriales, parques eólicos y mega-granjas, consideradas como economías desarrolladas. Por lo anterior, esta actividad ha padecido una progresiva pérdida por la centralidad de los modelos económicos globales y políticas desarrollistas desde el Estado. De este modo, la actividad pastoril ha pasado a la periferia del modelo de desarrollo, considerada como precaria y poco redituable, con nulos apoyos reales y precios bajos a sus productos. Lo anterior ha intensificado el abandono de esta forma de vida, motivando a la emigración de la población joven o su incorporación a las empresas como asalariados, lo que ha provocado el vaciamiento de la zona, generando una crisis ambiental en los territorios de ganadería extensiva, por parte de estas empresas.
¿Por qué y cómo reivindicar el pastoreo?
El pastoreo es una fuente desarrollo rural sustentable; al mover el ganado por el territorio, regenera los suelos. Asimismo, estimula la reforestación por la producción de semilla como “sirri” o estiércol, y con el pisoteo permite la manutención de la planta nativa. Además, la chiva poda los arbustos sin extraer la raíz. Sin embargo, esta movilidad fue limitada por cambios en la forma de propiedad de la tierra que trajo el artículo 27 de la Ley Agraria en 1992; en ella, se permitió la venta de la tierra, lo cual trastocó la estructura ejidal como posesión social y colectiva de la tierra, con lo que se cercó y se redujo el territorio de uso común y libre pastoreo.
El manejo del ganado, del territorio y de la temporalidad son conocimientos que deben ser perpetuados a través de las nuevas generaciones, con el fin de que reconozcan que pueden vivir dignamente del pastoreo; se requiere apoyar con asesorías y capacitación, desde las necesidades de los pastores, y no desde arriba. Fomentar una iniciativa de una Ley Caprina para proteger los territorios pastoriles ante la invasión de los megaproyectos y decretar los territorios como patrimonios. Difundir los productos caprinos y otorgar precios justos; que la producción de chivas sea cuantificable en los Censos Agropecuarios como actividad económica nacional importante para las regiones de vocación ganadera; sobre todo, el respeto a sus formas de organización y que sean los pastores los que decidan sobre el hacer de su territorio y sus recursos.
Mora Ledesma, María Isabel (Coordinadora). 2013. Los caminos de la trashumancia. Territorio, persistencia y representaciones de la ganadería pastoril en el altiplano potosino. México: El Colegio de San Luis.
La doctora María Isabel Mora Ledesma es profesora-investigadora del Programa de Estudios Antropológicos en El Colegio de San Luis (Colsan). Contacto: isabel.mora@colsan.edu.mx.
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