Las soluciones a los problemas de las comunidades rurales esta en lo local. Una experiencia que desde hace 20 años se ha sido consolidando fue diseñada por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y ha sido implementada, junto con 75 municipios y pequeños productores de la región Golfo-Centro de México, quienes han logrado producir alimentos para autoconsumo, obtener excedentes de cosecha para comercializarlos y generar ingresos. Esto contribuye a evitar la migración en zonas de alta marginación y pobreza.
Los resultados son incrementos en el rendimiento en maíz y frijol para los productores, con lo que garantizan el abasto; desde el punto de rentabilidad de inversión municipal, por cada peso que invierte el ayuntamiento en transferencia de tecnología recupera 6.42 pesos, por el valor de la producción obtenida. Pero, sobre todo, crece la rentabilidad agro-social-familiar al evitar que el productor abandone su actividad y migre hacia las ciudades.
Uno de los “arquitectos” de este modelo es el investigador del Campo Experimental Cotaxtla del INIFAP en Veracruz, Francisco Javier Ugalde Acosta, quien destaca que se trata del proyecto más antiguo de trasferencia de tecnología de la institución, y a nivel Latinoamericano, donde hay inversión económica de los ayuntamientos, quienes al transferir semillas a los agricultores, con mejor desarrollo tecnológico contribuyen a la producción de alimentos básicos (maíz, frijol) y otras alternativas para generar ingresos como, café, especias y aguacate.
Con 32 años de experiencia, el agrónomo destaca que frente a la emergencia económica actual por la pandemia del Covid-19, trabajar en lo local, en especial en los municipios rurales, es la estrategia ideal, porque logras producir alimentos, tienes excedentes que pueden colocarse en las cabeceras municipales o ciudades cercanas y generas ingresos para los agricultores locales, recalca.
El diseño del modelo de participación interinstitucional, Agro-inversión tecnológica municipal -explica- parte del hecho de que, “las soluciones a nivel local” (OCDE 2011) contribuyen para solucionar la problemática técnica e incrementar la productividad de los cultivos, de forma más ágil y su evaluación es factible de realizar y conocer los resultados”.
“El planteamiento consiste en fortalecer el financiamiento por parte de los ayuntamientos, junto con el centro de investigación, para la transferencia de sistemas innovadores que fomenten la siembra, productividad, abasto y bienestar familiar de las comunidades más vulnerables del medio rural”.
A lo largo de 20 años, bajo este modelo se han sembrado 3,500 hectáreas de frijol con variedades mejoradas en beneficio de 7 mil productores de 75 administraciones municipales diferentes, con un rendimiento promedio de una tonelada 120 kilos por hectárea, lo que significó un aumento del 103 por ciento y se logró 100 por ciento de abasto familiar de la leguminosa con los productores participantes; con ingresos por los excedentes que comercializaron.
El proyecto ha operado en municipios de los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco y Oaxaca, en condiciones tropicales, subtropicales y de transición climática, en localidades ubicadas desde los 0 hasta 2,500 metros sobre el nivel del mar (msnm), en ciclos de temporal y humedad residual. Los productores de frijol no aplicaron fertilizantes ni fungicidas, al ser variedades mejoradas sustentables con resistencia y tolerancia a factores bióticos y abióticos.
Javier Ugalde destaca que el ayuntamiento más emblemático es Córdoba Veracruz, ubicado en la región de Las Altas Montañas de Veracruz, que ha tenido continuidad y que esta por cumplir siete años, lo que se refleja en un aumento en el rendimiento de maíz de hasta 100% y de frijol en 300% ya que las variedades que usaban eran de bajo rendimiento y por ubicarse en zonas de montaña no tienen superficies amplias, es una agricultura familiar.
Otro aspecto a destacar es que los recursos a invertir por parte de los ayuntamientos para echar a andar el modelo es bajo. Por, ejemplo Córdoba invierte cada dos años 400 mil pesos, pero con ello atiende frijol, maíz, aguacate, canela, café, hortalizas, especies aromáticas ,y en 2020 y 21 se integrará vainilla.
El investigador destaca que en municipios donde se ha aplicado el modelo, en el caso del maíz con el cambio de variedades e híbridos se incrementó el rendimiento 100%, ya que el promedio en zonas tropicales es de 1.8 toneladas por hectárea y dependiendo el temporal, con híbridos mejorados pueden elevar hasta 4.5 toneladas.
En algunos casos los ayuntamientos subsidian con 50% la inversión en tecnología, en otros casos se les obsequia y después devuelven semillas para que la usen otros productores.
Francisco Javier Ugalde anota que el modelo, que fue rediseñado en México, ya se integro como una metodología por centros de investigación de algunos países de Centroamérica.
Hoy, remarca, con la emergencia económica y sanitaria que se vive y el alza del dólar será más costoso traer alimentos del exterior, pero tenemos tecnología pública que puede ayudar a mejorar niveles de productividad de la gente y resolver el tema de producción y abasto de alimentos.
Los ayuntamientos, enfatiza, tienen que fortalecer los proceso productivos a través del uso de tecnología para los agricultores. “Lo que hace falta es más voluntades de aquellos que pueden fomentar su uso y tener mayor cobertura en las diferentes localidades del territorio nacional”.
Fuente: Inforural.com