La Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha identificado decenas de organismos microscópicos que producen enzimas capaces de transformar las hojas, piña y fibra que se desechan en la industria tequilera y convertirlos en productos de valor agregado como fibra dietética, endulzantes, prebióticos y biocombustible, informó en entrevista con Crónica la doctora en Ciencias Carmina Montiel Pacheco, del Departamento de Alimentos y Biotecnología de esa facultad.
Explicado de un modo muy sencillo, las enzimas son un tipo moléculas que se distinguen porque funcionan como tijeras químicas que cortan otras moléculas más grandes. En un lenguaje más especializado se puede decir que las enzimas son proteínas que funcionan como catalizadores, es decir, que aceleran la velocidad de las reacciones químicas y la transformación de la materia.
Muchas enzimas son producidas por organismos vivos microscópicos como bacterias, hongos y levaduras, que normalmente viven en las fibras y bagazos de las plantas, pero también en líquidos de origen vegetal como los mostos e incluso en el pulque.
“A lo largo de los años hemos generado una colección bastante grande de microorganismos que encontramos y aislamos en diferentes cultivos y desechos de cultivos. Esos microorganismos son muy interesantes ya que originalmente llamaron la atención porque eran capaces de comerse los azúcares presentes en esas fibras y convertirlos en etanol. Pero ahora sabemos que hay algunos microorganismos capaces de producir enzimas que pueden degradar otras moléculas mucho más grandes y complejas que son los polímeros, por ejemplo el polímero que se llama inulina, que está en el agave”, detalló la doctora Montiel.
Al degradar y aprovechar la inulina sus derivados se podrían usar para muchas cosas, por ejemplo, producir prebióticos y favorecer una flora intestinal o microbiota sana en los humanos.
Las enzimas identificadas por la UNAM, forman parte de un grupo llamado inulinasas. Éstas son moléculas capaces de estimular y acelerar reacciones químicas para generar nuevos productos de valor agregado; algunos de ellos aprovechables para la nutrición y útiles en diferentes procesos industriales.
APROVECHAMIENTO. Con los estudios de la UNAM se abre un abanico amplio de posibles aprovechamientos para los desechos de la industria tequilera.
“Nosotros nos hemos dedicado a buscar enzimas que nos ayuden a transformar la inulina en productos de valor agregado. Esto lo hacemos como parte de una visión más amplia, el ayudar a que las industrias del país sean sustentables, es decir, que lo que desechan pueda ser reutilizado. La industria del tequila puede ser un gran ejemplo para el país porque produce cada año 351 millones de tequila y eso genera cientos de miles de toneladas de residuos de tres tipos: hojas, bagazo y linazas. Entonces, cada una abre un abanico de posibilidades si encontramos enzimas adecuadas que les permitan cortar o catalizar sus materiales más abundantes y no aprovechados”, explica la académica.
“Una de las moléculas que está más presente en el desecho del agave es un azúcar muy larga, compleja y ramificada llamada inulina. Esa inulina, sola puede ser usada como fibra dietética, pero también la podemos cortar con enzimas y nos pueden dar el azúcar fructosa, que se utiliza mucho en la industria alimenticia, pero actualmente se extrae del maíz, con la diferencia de que nuestro proceso sería más corto. También esa fructosa se puede usar como alimento para otros microorganismos que produzcan biocombustibles como el bioetanol o el biobutanol. También hay reportes científicos que dicen que esa fructosa puede ser usada como alimento de otros microorganismos capaces de producir unos compuestos que son precursores para producir plásticos biodegradables”, dijo Montiel Pacheco.
Los estudios de la UNAM se enfocan a comprender todas las propiedades de las enzimas que han identificado dentro de su colección de microorganismos. Las ideas de aprovechamiento son múltiples, pero giran alrededor de la idea de ayudar a generar industrias sustentables.
“Sabemos que estas enzimas pueden producir otro tipo de azúcares, que son capaces de alimentar a microorganismos benéficos que viven dentro de nuestro intestino o nuestro colon, lo que conocemos como microbiota (popularmente conocida como flora intestinal). De esta forma esa microbiota ayuda a proteger la salud y evita que crezcan y se multipliquen en el tracto intestinal bacterias dañinas”, agregó.
Aunque faltan pasos para transferir esta tecnología, se podrían aprovechar 700 mil toneladas de residuos de agave que se desechan cada año de la industria tequilera: 400 mil toneladas de bagazo y 300 mil toneladas de hojas de planta.
“Estas enzimas y las rutas enzimáticas que estamos describiendo nos ayudan a construir una visión más circular de la industria en la que se aprovechen los desechos. Ya tenemos contacto con representantes de la industria tequilera, pero falta una gran fase de trabajo que será construir el gran puente para transferir este conocimiento y tecnología en beneficio del país”, concluyó.
Fuente: Inforural.com