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Debido a que México tiene problemas para cubrir su deuda de agua con Estados Unidos, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró este jueves que podría apelar personalmente a su homólogo Donald Trump para llegar a un acuerdo, o invitar a expertos de las Naciones Unidas a auditar los pagos realizados.
México se ha retrasado en la cantidad de agua que debe enviar al norte de su frontera desde sus presas en conformidad con un tratado de 1944, y el tiempo se agota para compensar el desabasto antes de la fecha límite del 24 de octubre. Pero los productores agropecuarios del estado de Chihuahua quieren conservar el agua para sus propios cultivos.
El tratado de aguas se ha convertido en un delicado tema político en el norte de México, donde se acumulan las protestas violentas y las teorías de conspiración.
López Obrador ha propugnado por pagar la deuda, destacando que, de acuerdo con el tratado, México recibe cuatro veces más agua del Río Colorado de la que contribuye al área del Río Bravo. Asegura que México cuenta con suficiente agua en sus presas para abastecer a los agricultores locales y cubrir su deuda, que se ha acumulado con el paso de los años.
“Pedirle a la gente que nos ayude y que nos tenga confianza”, dijo López Obrador. “Si hay un problema de falta de agua, si hay indicios de que nos va a faltar agua, yo voy a Chihuahua y de inmediato hablo con el presidente de Estados Unidos y busco, como lo he hecho en otros casos, que se comprenda nuestra situación”.
Considerando las teorías conspirativas que han surgido en Chihuahua de que Estados Unidos podría haber exagerado sus cobros de agua, o pagado con mejoras a la infraestructura en lugar de agua, López Obrador señaló que estaría dispuesto a que expertos externos realicen una revisión.
“Ahora, que si están mal hechas las cuentas y que si estamos de acuerdo en que intervenga la ONU para verificar si es correcto lo que se está haciendo, desde luego que sí estamos en posibilidad de aceptarlo, pero no queremos que sean tácticas dilatorias, chicanadas, para que atrasemos nosotros el cumplimiento del compromiso, porque tenemos que cumplir en los términos, en el tiempo y en la cantidad”, subrayó el presidente.
La sección estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, el órgano bilateral que supervisa el cumplimiento del tratado, “no ha recibido ninguna propuesta de nuestra contraparte mexicana para que venga Naciones Unidas y audite la entrega de agua”.
Bajo el tratado de 1944, México le debe a Estados Unidos casi 426 millones de metros cúbicos de agua este año, que deben pagarse antes del 24 de octubre. Los pagos se realizan mediante la liberación de agua de las presas en el lado mexicano de la frontera. México se ha retrasado de manera significativa en sus pagos de años previos y ahora debe ponerse al corriente.
A mediados de julio, la titular de la Comisión del Agua de Estados Unidos, Jayne Harkins, dijo que “ellos necesitan aumentar su liberación de agua hacia Estados Unidos de inmediato”, añadiendo que “México no ha implementado las liberaciones prometidas previamente, y seguir aplazando aumenta el riesgo de que México no cumpla con sus obligaciones de entrega”.
Se trata de un asunto complicado para López Obrador, quien ha dicho que teme que el Gobierno de Estados Unidos tome represalias e imponga aranceles a los productos mexicanos o cierre las fronteras.
“Imagínense que por no cumplir el compromiso nos cierren la frontera”, señaló el presidente mexicano.
También hay cierto riesgo en la serie de protestas que ha desencadenado el asunto.
A finales de julio, manifestantes del estado de Chihuahua incendiaron varios vehículos del gobierno, bloquearon vías de ferrocarril y prendieron fuego a una oficina del gobierno y a casetas de peaje en protesta por la liberación de agua de las presas locales hacia Estados Unidos.
López Obrador ha dicho que las protestas son organizadas por la oposición para satisfacer motivos personales.
La expansión de cultivos de riego ha significado que México ha utilizado el 71 por ciento del Río Conchos —que fluye hacia el norte— cuando el tratado indica que únicamente debería usar el 62 por ciento del agua, dejando que el resto fluya hacia el Río Bravo.
En ocasiones anteriores México ha retrasado sus pagos, con la esperanza de que las tormentas tropicales que periódicamente ingresan al Golfo de México creen un excedente imprevisto de agua. Pero aunque Hanna tocó tierra en Texas en julio pasado, las lluvias de la tormenta no se adentraron lo suficiente para llenar las presas de Chihuahua.
Fuente> inforural.com