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martes, abril 8, 2025

Solo zopilotes quedaron en ejido San Lucas tras sequía de rebalse

Chihuahua-.

A unos 20 kilómetros por carretera y 2 más por terracería desde Delicias, supervive un pueblo semi-abandonado, un caserío casi <<fantasma>> que según pescadores deportivos y corredores, fue víctima de la depredación ecológica por la sobreexplotación de la presa Madero, donde desapareció gran parte del lago antes conocido como rebalse.

Este vetusto pueblo se llama el viejo ejido de San Lucas, donde no hay habitantes en sus 10 abandonadas propiedades, pero sí hay zopilotes y otros depredadores carroñeros, que están al acecho de algún animal muerto sea un perro, una vaca o un pez, luego de que el rebalse se quedó sin agua.

Eso de decir que no hay gente, es cierto y no. De acuerdo a los corredores deportivos que logramos abordar en esa zona, en este pueblo viven dos familias, pero ambas salen a trabajar al centro de Delicias, por lo cual esos dos domicilios se mantienen cerrados, solo en uno de ellos sale un perro ovejero y chaparrón a defender la propiedad y un par de vacas que existen en la misma.

El Heraldo de Chihuahua visitó dos veces la comunidad buscando platicar con los lugareños, pero oh sorpresa, no abre nadie en sus viejas casitas de adobe y techos de lámina.

“Claro que la gente se va de allí, antes iban viajeros o paseantes a comprarles pescado, pero con el vaciado de la presa, los lugareños se van”, explica el pescador deportivo expresidente de su gremio Eduardo Olvera.

“Yo tengo bastante tiempo viniendo, pero siempre están solas, hay dos casitas habitadas, pero siempre solas, como que la gente se va muy temprano y llega ya por la tarde”, dice a su vez Adán Valenzuela, uno de los corredores deportivos abordados en esa zona por El Heraldo de Chihuahua.

“Sobre los zopilotes, se ríe mi yerno, porque el otra vez me andaba siguiendo dos”, dice el corredor entrevistado.

“Venimos a entrenar, aquí en Delicias o a Rosetilla”, dice el deportista, visitante ocasional del <<pueblo fantasma>>.

Adán Valenzuela junto con su yerno Miguel Ángel Rosario, se frenan momentáneamente para acceder a dar su opinión sobre la soledad que priva en ese pueblo y la extracción del agua de la presa.

“Es mala onda del gobierno, porque todo eso era agua. Ahí junto a la casita junto al mezquite, hasta ahí llegaba el agua, sí da mucha tristeza, que la hayan agarrado”, expresa Valenzuela.
“Hubo un tiempo en que no llovía y se fue secando, pero nunca como ahorita”, dice al opinar sobre la evidente depredación de la presa tras la extracción del agua del rebalse.

En el pueblito antiguo del ejido San Lucas hay 4 a 5 viejas casitas, un merendero conocido como El Rebalse cerrado, una escuelita de dos salones abandonada, una capilla cuyos santos incluída la Virgen de Guadalupe están bajo candados y otras tapias viejas también destechadas.

Llama la atención que sobre estas propiedades, hay parados en los techos y cornisas más de una decena de aves rapaces que no se inmutan con la presencia del reportero.

Y no se inmutan porque el extraño es el reportero, ellas viven allí, nadie las molesta. Los zopilotes están parados sobre la asta bandera, sobre la cruz que está al frente de la capilla de San Lucas, sobre el techo de la vetusta escuela ya cerrada, los animales están sobre otras propiedades como su hábitat natural.

Hay casitas con puertas abiertas, otras sin techos, las menos son un par que están habitadas, pero nadie abre al llamado del reportero.

Llama la atención la cantidad de zopilotes carroñeros que solo se aparecen donde hay animales sin vida, vuelan de un techo a otro, se paran en la asta bandera y en la cruz del pueblo, rondan la vieja cancha deportiva de basquetbol sin canastas.

El expresidente de los pescadores deportivos, Eduardo Olvera, acusa que fue un ecocidio lo que cometió el gobierno federal al haber extraído el agua en demasía y destaca que esa es una mala acción que obligó a las familias de pescadores a dejar sus hogares.

“Solo los viejos se quedan, los jóvenes se van”, explica. Dice que el motivo de que la gente no esté en casa es porque sino salen lo pierden todo, antes cuando menos iba la gente a comprarles pescado, hoy ya no, advierte.

Sobre este tema, se trató de entrevistar a las autoridades municipales, pero tanto el alcalde José Ramírez, así como el secretario municipal no respondieron a los llamados del reportero.

fuente: inforural.com

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