En el último reporte del Estado Mundial de la Pesca y la Acuacultura de la FAO se reporta que 34.2% de las poblaciones de peces que sustentan las pesquerías marinas del mundo, se encuentran sobreexplotadas con el riesgo de que en algunos casos el efecto sea irreversible. Esto tiene que cambiar.
Lograr una pesca sostenible y responsable es parte de los compromisos que el mundo adoptó en los Objetivos de la Agenda 2020-2030 de Desarrollo Sostenible. México está trabajando para ello de la mano de la FAO.
Recientes estudios de FAO e INAPESCA, en la Sonda de Campeche encontraron que, por cada kilogramo de camarón capturado por barcos arrastreros (con redes que barren el fondo), las redes recogen también al menos 2.4 kilogramos de otros organismos que, por ser considerados de “bajo o nulo valor de mercado”, terminan siendo descartados; es decir se regresan al mar ya muertos con lo que además de afectarse la biodiversidad marina, se desperdicia una rica fuente de nutrientes.
A través del Proyecto “Gestión sostenible de la captura incidental en la pesca de arrastre del camarón de América Latina y el Caribe” (REBYC II LAC), con la coordinación de la FAO, investigadores del Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (INAPESCA) desarrollaron redes para pesca de camarón en Campeche entre 2018 y 2020 con innovaciones tecnológicas que permiten disminuir significativamente los impactos al ecosistema marino que comúnmente infiere la pesca de arrastre.
Las nuevas redes lograron disminuir entre 19 y 46% la captura no intencionada de peces y especies marinas no deseadas, que carecen de valor económico en su mayoría; disminuyendo en esta importante proporción los descartes, pero manteniendo volúmenes de captura de camarón semejantes a los obtenidos con la red tradicional. Las tallas promedio del camarón capturado son incluso mayores y, con un menor peso y energía necesaria para el arrastre, permiten un ahorro de combustible de hasta 38%. En síntesis, menos impacto en especies que no son objetivo de la pesca de camarón, camarones más grandes y menor consumo de combustible.
Por otro lado, la FAO está asesorando a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) para desarrollar artes de pesca alternativos a las redes de enmalle, particularmente la red de pesca de encierro tipo lámpara a pequeña escala, para la pesca de corvina en la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y la Delta del Río Colorado, zona de elevada fragilidad ecológica donde habitan especies altamente apreciadas por los mercados, como la totoaba; así como especies en riesgo de extinción, como la vaquita marina.
Esta nueva red para la pesca de corvina reduce fuertemente el riesgo de captura incidental de especies que no son objetivo de la pesca, ya que al rodear a las especies facilita su escape o rescate, evitando su retención y eventual muerte; es decir, el objetivo de esta asistencia técnica es que la pesca sea más selectiva, disminuyendo riesgos a especies críticas, sin que los pescadores vean mermados sus ingresos.
Además, la FAO está asesorando a CONAPESCA e INAPESCA para ofrecer alternativas a una veda total de la pesca de corvina del Golfo de California, permitiendo una pesquería sostenible, con un enfoque que considere factores ambientales, económicos y sociales.
Estos ejemplos del trabajo del Gobierno de México, con la asistencia técnica de la FAO, son no solo una muestra de que una pesca sostenible y responsable es posible, sino que pone al país como uno de los líderes en el tema, manteniendo y fortaleciendo así su convicción de conservación de los recursos pesqueros, expresados desde hace ya 25 años, cuando el país impulsó adopción del Código de Conducta.
Fuente: EL UNIVERSAL.