Los ingresos económicos en una granja lechera están sustentados principalmente en la venta de leche, que representa el 88% y la venta de animales 12% respectivamente. Por el contrario, las principales salidas de dinero en estas empresas están representados principalmente por los costos de alimentación de las vacas que están en ordeña, los cuales representan del 48 al 50 % del costo total de producción y la crianza de vaquillas de reemplazo el 23% (Considerarlo más como una inversión a mediano plazo que un costo para la empresa), siendo estos dos rubros los más importantes, por lo tanto, la eficiencia reproductiva se convierte en uno de los componentes claves para optimizar el éxito económico de las empresas lecheras.
Si consideramos que el objetivo principal para estas empresas es la venta de leche diaria y/o la venta de animales para reemplazo, entonces debemos enfocarnos en conseguir tener una taza de partos mensual lo más alta posible; de lo contrario, sin partos no habrá crías ni tampoco niveles óptimos de leche producidos para vender.
El tiempo óptimo para gestar una vaca está influenciado principalmente por el parto, el nivel de producción y la persistencia de lactación. De manera inevitable, cuando el nivel de producción baja en una vaca o en el hato en producción, la persistencia de la lactación disminuirá también y los días en leche aumentarán como consecuencia de los cambios en los dos primeros factores; entonces, gestar las vacas se vuelve una necesidad primaria que permita poder recuperar la eficiencia económica de la operación y optimizar la rentabilidad de la empresa.
El periodo de espera voluntario está basado sobre el intervalo entre partos que se desea en una granja. Al aumentar las tazas de preñez, el periodo de espera voluntario puede retrasarse, particularmente cuando la producción de leche es alta.
El desempeño reproductivo tiene diversos impactos económicos en la granja, por ejemplo, modificar los criterios de desecho de animales a rastro, mantener más reemplazos en la granja para incorporarlos al hato productor, llevar más vacas primíparas a la segunda lactancia, que es cuando producen mayores niveles de leche y con ello aumentar los ingresos por mayor venta de este producto.
Acortar el intervalo entre partos reduce el promedio de días en leche en el hato, lo que generará una mayor proporción de vacas en etapas más tempranas de lactación, que es cuando se alcanza el pico de producción de leche, lo que producirá mayores ingresos sobre el costo de alimentación; mientras que una proporción más pequeña de vacas estarían en etapas más avanzadas de la lactación, produciendo bajas cantidades de leche y por consecuencia bajos ingresos sobre el costo de alimentación.
Al mejorar la reproducción, a menudo da como resultado una mayor disponibilidad de animales de remplazo que permitirá mejorar la selección del ganado.
Las políticas de sacrificio y reemplazo tienen un gran impacto en la rentabilidad del hato y ambas están asociadas con la eficiencia reproductiva, mejoras en la reproducción tendrán como resultado una mayor flexibilidad en estas políticas y permitir a los administradores tomar decisiones programadas basadas en aspectos económicos más que en consideraciones biológicas.
El costo de un día abierto incrementa al aumentar el intervalo entre partos, se ha estimado en promedio en $1.25, $2.10 y $2.75 al 90, 150 y 210 días en leche respectivamente (Groenendaal et al., 2004).
Principalmente hay cuatro factores afectan la eficiencia reproductiva en los hatos lecheros, los cuales son revisados periódicamente para evaluar la reproducción: El periodo de espera voluntario, la taza de inseminación, las preñeces por inseminación y las pérdidas gestacionales.
El valor de una preñez es más alto en las vacas bajas productoras que en las altas y el costo de perder una gestación aumenta a medida que avanza la lactancia o aumenta la etapa de gestación, además este costo es más alto para las vacas altas productoras que para las bajas.
La siguiente tabla presenta el impacto económico (USD) que tienen las pérdidas de gestación a diferentes tiempos de preñez y en diferentes lactancias del ganado lechero.
También es importante saber en qué momento de la gestación se pierden más embriones y fetos en el ganado gestante, esto para poder calcular el impacto económico en cada granja en periodos de tiempo determinados.
La siguiente tabla muestra los porcentajes de muertes embrionarias y fetales que ocurren a lo largo del periodo de gestación en las vacas lecheras especializadas.
La información contenida en las dos tablas nos permite calcular de manera muy certera el impacto económico negativo que sufren las ganaderías lecheras por pérdida de gestaciones. Es importante recalcar que los ingresos netos de estos negocios están basados en la venta de leche diaria y la venta de animales para reemplazo o sacrificio de manera periódica. Las dos actividades que permitirán el desarrollo y prosperidad de la granja o en el peor escenario la desaparición de la empresa.
Entonces, podemos concluir que el fundamento bajo el cual podemos dirigir nuestras estrategias de trabajo para lograr el objetivo de toda granja lechera es la de Inseminar la cantidad mayor de vacas posibles de las elegibles para este manejo y de ellas obtener la mayor taza de preñeces posible en cada diagnóstico de gestación y finalmente tratar de evitar o reducir al máximo posible el número de pérdidas de gestaciones en los animales preñados, no olvidemos: Sin partos no hay crías ni hay leche y sin estos no hay granja.
Fuente: Ganadería.com/ Eliseo Moya Olvera