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En el estudio Perspectivas de las importaciones y las exportaciones de plaguicidas en México, el Inecc indicó que hasta el año pasado en menor cantidad se importaron plaguicidas altamente peligrosos, también prohibidos en otros países, como el endosulfán y el DDT, con registro de “uso restringido” en la Secretaría de Salud. Un decreto emitido en noviembre de 2019 en el Diario Oficial ya prohibió la importación de estas dos últimas sustancias además de otras 15 a partir de febrero pasado.
De las adquisiciones que se hicieron en el país en el periodo de estudio, los principales compuestos son paraquat, prohibido en 38 países; atrazina, vedado en 37; metamidofós, restringido en 49; la cloropicrina la tienen abolida 34 países y terbufós en 34.
El paraquat concentró 53 por ciento de las compras, con 114 mil 569 toneladas, y se utiliza para controlar hierbas en el cultivo de hortalizas, granos y frutales.
El documento indica que a pesar de los beneficios derivados del uso de plaguicidas, se han señalado efectos adversos potenciales y comprobados sobre la salud humana y de los ecosistemas, lo cual ha llevado a buscar la reducción o eliminación de su uso.
Menciona que entre las iniciativas internacionales se encuentra el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes, que busca restringir o eliminar la producción, uso, comercio y liberación de múltiples sustancias altamente tóxicas, que no se degradan o su desaparición en el ambiente es muy lenta, además de que genera daños importantes a la salud.
Otra iniciativa es el Convenio de Róterdam, que promueve la responsabilidad entre los países exportadores e importadores de sustancias químicas a través del procedimiento de consentimiento fundamentado previo, que se aplica a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos en el comercio internacional.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) también establecieron criterios para definir los plaguicidas altamente peligrosos e integraron una lista de ellos, ya que su uso es persistente.
Por otro lado, además de las sustancias mencionadas, está el glifosato, uno de los más aplicados en México para el control de las malezas en los cultivos, en particular de plantas genéticamente modificadas, indica el reporte. En el periodo 2010 a 2019, las importaciones llegaron a 178 mil 470 toneladas.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales rechazó en 2019 la importación de 67 mil toneladas de glifosato, sustancia catalogada como probable cancerígeno por la OMS, y buscará que en 2024 se deje de utilizar en el país.
El Inecc recomendó dar atribución a la autoridad competente, en particular a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para vigilar la importación y exportación de plaguicidas. Agregó que una vez que se otorgan las autorizaciones de importación, es necesario verificar si, efectivamente, la cantidad autorizada en cada permiso es la que ingresa al país, así como saber cuál es su destino final.
Fuente: Inforural.com