CÁMARA DE DIPUTADOS.
La importancia de los productos básicos y estratégicos está determinada por las necesidades de alimentación en el país. La Ley de Desarrollo Rural Sustentable considera como tales a aquellos alimentos que son parte de la dieta de la mayoría de la población en general o diferenciada por regiones, y los productos agropecuarios cuyo proceso productivo se relaciona con segmentos significativos de la población rural u objetivos estratégicos nacionales.
En esta investigación se analiza la relación de los productos agrícolas con el uso y disponibilidad de recursos para su cultivo, principalmente con el agua, disponibles para su desarrollo, y a partir de ello revisa las posibilidades de expandir la producción de estos cultivos conforme a las necesidades que plantea la seguridad alimentaria, conceptualizada por la Ley como el abasto oportuno, suficiente e incluyente de alimentos a la población.
En un tercer apartado aborda el enfoque social del impacto que tienen estos productos, especialmente en la generación de empleos, pues independientemente de otros impactos de orden ambiental y productivo, es de la mayor relevancia el empleo que generan, que sumado a su contribución a la economía del sector y a la contribución a la seguridad alimentaria, adquieren su condición de prioritarios por su carácter básico.
Dado que la producción de alimentos básicos como el maíz y el frijol se da principalmente en zonas de temporal, su impacto en cuanto al uso de agua es menor, sin embargo, en las zonas de riego, propicia el uso de paquetes tecnológicos con componentes químicos (fertilizantes, insecticidas y herbicidas) que afectan los suelos, eventualmente las corrientes de agua y depósitos de agua subterráneos.
Otros impactos que derivan de la siembra de maíz en zonas de riego son: la sustitución de otros cultivos, principalmente leguminosas, cuya característica es fijar el nitrógeno al suelo; la siembra de maíz transgénico; y su siembra como monocultivo.
Considerando que los productos básicos son esenciales en la dieta de la población, su participación en la satisfacción de la demanda es fundamental. Actualmente, salvo el caso del maíz blanco y del frijol, no se alcanza a cubrir la proporción que demanda la seguridad alimentaria conforma a los criterios planteados por la FAO; el arroz, es el producto en el que hay mayor insuficiencia.
Sin embargo, los programas orientados mediante apoyos a la producción y comercialización, como es el caso de precios de garantía, buscan impulsar la producción a fin de acercar el volumen de producción a lo requerido por la población en un contexto de búsqueda de la seguridad alimentaria.
El crecimiento de la población plantea a futuro un crecimiento de la demanda de productos básicos que encontrará dificultades por la superficie y agua disponible y cada vez más limitada, lo cual sólo puede ser satisfecha mediante el uso de producción en invernaderos y otros métodos de agricultura protegida que favorezcan el uso óptimo de los recursos agua y tierra.
Otro aspecto relevante de los productos básicos (maíz y frijol), además de participación en la producción y su contribución a la seguridad alimentaria, es su decisiva aportación a la generación de empleo en el campo, superior a la de otros productos como hortalizas y a otros productos de exportación, independientemente de los beneficios económicos y su aportación a la balanza comercial del sector agropecuario.
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