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jueves, marzo 28, 2024

Algodón, notas sobre su cultivo en Colima

El algodón se ha cultivado en Colima desde la época prehispánica, al finalizar el siglo XVIII, la Villa de Colima de la Nueva España estaba rodeada por un bosque espeso e irrigada por una decena de corrientes fluviales; en este periodo la economía colimense se fincaba en la comercialización de la sal; un compuesto. cloruro de sodio que, con el mercurio o azogue, se obtenía mayor rendimiento de plata. Colima fue proveedora de la sal, indispensable en las haciendas de beneficio minero y tan importantes eran las salinas, que se consideraban propiedad del rey, de ahí el nombre del Real de San Pantaleón, en Tecomán.

En cuanto al algodón, tuvo dos momentos estelares, a mediados de los siglos diecinueve y veinte. En el periodo novohispano, la agricultura era la base de la economía colimense, había siembras de cacao, cocotero, algodón, arroz, frijol, maíz y chile, en orden de importancia, sin embargo, no tenía niveles de una agricultura intensiva, por no emplear técnicas para maximizar la producción, aunque si  alcanzo un buen nivel de agricultura de mercado aportando ingresos a la región, como sería el vino de coco; pero, en general, la agricultura eran era de autoconsumo y enfocada a la sobrevivencia. En la época novohispana, la incidencia del algodón en la economía regional no fue determínate, esto no es concluyente, quedan vacíos que llenar y muchas interrogantes acerca del proceso agrícola y ganadero permanecen abiertas, como los efectos de sequías y otros desastres naturales, así como los movimientos sociales.

En 1820, el algodón se cultivaba, de acuerdo con las fuentes en Archivos, en la zona de Coahuayana a Chumatlán; en 1832 existía una despepitadora de algodón a cargo de don Francisco Estrada y propiedad del inglés Alexander George Reid en  Coahuayana, luego se trasladó a Colima e instaló a la vera del río; es de suponer que convenía a sus intereses por la cantidad de algodón cosechado en torno a la ciudad  y que fue suficiente para que se establecieran tres fábricas de hilados y tejidos, entre  1843 y 1867; años en que tiene lugar la guerra  entre México y Estados Unidos, con el resultado que ya conocemos, y el enfrentamiento por el control de la industria algodonera, la guerra secreta por el oro blanco entre Inglaterra y Estados Unidos.

Las tres fábricas de hilados y tejidos en Colima, San Cayetano. La Atrevida y La Armonía,  son un hecho que permite comprender los ir y venir del mercado del algodón, que exigió una agricultura extensiva, la cual está marcada en ese periodo con una elevada punta en la gráfica del cultivo en Colima; a más de abastecer las tres fábricas, la materia prima que no se transformaba en la entidad, se exportaba o se destinaba a las fábricas de México y Guadalajara.  Vale señalar que la información se encuentra en el AHMC y el AHEC, retomados para la tesis de maestría (1993) y otros trabajos de la autora.

La presencia del algodón se prolongó hasta los primeros años del siglo XX y es innegable que tuvo un papel estelar en la industria colimense, desde las despepitadoras hasta la producción de 50,000 mantas anuales y la elaboración de hilaza (Rodríguez, 1886; Barreto, 1992), lo cual sitúa la entidad en el contexto de las grandes luchas algodoneras en el escenario mundial.  La producción algodonera tiene varios fines: la biotecnología textil, de obtención de nitrato de celulosa o algodón pólvora, para explosivos y el aceite de la semilla, así como la planta para forraje. Su impacto en la economía, su influencia en la política y su repercusión en el ámbito social es objeto de varios estudios;  una perspectiva toman en cuenta, que la mayoría de los propietarios de la industria textil llegaron a Colima procedentes de países europeos, en particular Alemania, y sabiendo que las personas llevan en sí un acervo cultural, no lo dejan atrás cuando se establecen en otras tierras, de forma tal, que bajo su influencia se va a  modificar, en parte, el entorno cultural del país que le adoptó. .

La presencia del algodón se prolongó hasta la segunda década del siglo XX,   las tres fábricas habían cerrado sus puertas, San Cayetano en ruinas se convirtió en balneario, hoy es propiedad particular;  La Armonía sería una escuela en 1939, un asilo desde 1948 y también una unidad habitacional privada; mientras, La Atrevida derivaba en vecindad en la calle Venustiano Carranza y actualmente en esos terrenos se alojan una clínica y un motel, ese barrio de la ciudad todavía recibe ese nombre, La Atrevida; pocos años después, entre 1953 a 1957  se presentó un “boom algodonero” en la región tecomense, una historia donde se cruzan  factores ambientales, tecnológicos y  políticos entre otros; un boom  por su escasa duración, menos de un lustro. Todavía encontramos plantas de algodón que se resisten a desaparecer.

En la década de 1950, la producción de algodón se centró en Tecomán y siendo un “cultivo gitano” atrajo una fuerte migración, lo que redundo en un aumento demográfico notable, sobre todo de hombres, que llaman desarraigados, sin familia y por ser una población flotante; por serlo, es causa de ciertas situaciones de inseguridad social, mas ese fue el menor de los problemas, unos se integraron y otros volvieron a sus lares. Fueron otros los factores que incidieron en cambio de destino agrícola, del algodón a otros cultivos, entre otros: los plaguicidas, los tejidos sintéticos y el dumping estadounidense.

El algodón necesita un verano muy cálido, pero en Tecomán, como dicen en tono humorístico, sólo hay dos estaciones la del verano y la del ferrocarril; lo cual significa que todo el año, la temperatura es tropical, al sumarse la humedad. En otras regiones, el verano es cálido pero seco y el invierno es frio, de forma que viene a ser un control de plagas climático; Tecomán fue, lo que el Qco. Bulmaro Valdés calificó de “caja de cultivo”, favoreciendo la reproducción de las plagas del algodón que, de año en año, aumentaban exponencialmente y para combatirlas, se contaba con una flotilla de avionetas, que esparcían los plaguicidas; se habla de una flotilla de 50 avionetas, Antonio Anaya y Uriel Valdés mencionaron 32.

Al fumigar las siembras algodoneras, los plaguicidas llevados por el viento descendían sobre otros cultivos, alterando el control biológico, los limoneros se quejaron que eliminaba el predador de la mosca prieta; también afectaron al cocotero y el ganado, por lo que en agosto de 1954 se prohibió la siembra de algodón en predios adyacentes a limoneras (Ecos de la Costa, 25/08/1954; 28 /04/1955); lo más grave fue el fallecimiento de un agricultor a causa de los insecticidas (Diario de Colima, 6/09/1954). Además, los habitantes de la ciudad de Tecomán presentaron quejas por los vuelos demasiado bajos; para ese momento, se habían invertido más de 5 millones de pesos en insecticidas, para fumigar 5,500 ha (SAMSA, S.A.).

El golpe más fuerte lo asestaron los intereses del comercio internacional, esa “guerra secreta” por la producción del “oro blanco”, que ha tenido ingredientes de toda naturaleza, uno es el abaratamiento de la producción, mediante el dumping aplicado por EE. UU. en favor de su producción, subsidiando a sus productores. en 1956, que hizo quebrar a muchos algodoneros mexicanos, principalmente en La Laguna y Mexicali (Aboites, 2018; Arroyo y Carcamo, 2010).  En Tecomán, el algodón dejó de cultivarse y como testimonio mudo del boom de mediados del siglo pasado, quedó la despepitadora en terrenos cercanos a la estación, donde, luego de ser recolectado y secado, la fibra de algodón se separaba de la semilla y se embalaba en las pacas que se embarcaban en el ferrocarril hacia el puerto de Manzanillo para exportarse o al interior de la República.

Bibliografía 

–  Aboites Aguilar Luis. El norte mexicano sin algodones, 1970-2010: Estancamiento, inconformidad y el violento adiós al optimismo. El Colegio de México, Centro de Estudios históricos, México. 2018.

–  Acuña Cepeda Mirtea Elizabeth. Apuntes sobre el algodón en Colima. Colección Alforja. SCEH. Secretaría de Cultura, Gob. Edo. de Colima. Colima. 2001

–  Arroyo López y Cárcamo Solís. La evolución histórica e importancia económica del sector textil y del vestido en México. Economía y Sociedad, vol. XIV, núm. 25, enero – junio 2010: 51-68, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México

–  Barreto, Gregorio. Ensayo estadístico de la municipalidad de Colima. Mandado formar por el muy ilustre Ayuntamiento de esta capital. Colima, 1880. Colección Pretextos, Textos y Contextos. AHMC. Colima, 1992.

–  Gutiérrez Román y Gutiérrez J. Francisco. Sociedad y evangelización en Nueva Galicia durante el siglo XVI.  INAH/Colegio de Jalisco/Universidad Autónoma de Zacatecas, México. 1993

–  Rodríguez, Ignacio.  Geografía, Estadística e Historia del Estado de Colima. Ensayo mandado formar por orden del gobernador del estado. C. Esteban García. Imprenta del Gobierno del Estado. Colima, Col., 1886.

Fuente: EL COMENTARIO.

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